Leonides Santiago, cariñosamente conocida como Querida y Kelly, nació el 10 de marzo de 1947 en Guánica, Puerto Rico, y falleció en paz el 11 de octubre de 2025 en Worcester, Massachusetts.
Nació y creció en Puerto Rico, hija amada de Juana Pacheco y Domingo Santiago. Fue una de doce hermanos — cinco varones y seis mujeres — con quienes compartió un lazo familiar muy fuerte que duró toda la vida.
Estuvo casada durante 26 años y de ese matrimonio nacieron sus tres hijos: Miguel, Marisol y Ricardo. Como madre dedicada, Leonides los crió con amor, fortaleza y fe, enseñándoles el valor de la familia y la importancia de seguir adelante ante cualquier circunstancia.
Más adelante se mudó a Brooklyn, Nueva York, donde vivió por más de 20 años junto a su hermana Casilda y su sobrino Kevin. De sus hijos nacieron sus queridos nietos — Edwin, Melvin, Iveliss y Zachary — y sus adorados bisnietos, Amiah, Melvin Jr., Aliviah y Melina, quienes llenaron su vida de alegría.
Leonides trabajó muchos años como ama de llaves en hospitales, desempeñando su labor con orgullo y brindando siempre un ambiente limpio y acogedor para los demás. Fuera del trabajo, disfrutaba de los crucigramas, los rompecabezas y de coleccionar muñecas antiguas. Podía pasar horas resolviendo puzzles mientras escuchaba su música favorita: la bachata y la salsa, especialmente los artistas como Alex Bueno y Rocio Durcal. Le encantaba bailar y su risa alegre y contagiosa llenaba cualquier lugar donde estuviera.
Leonides fue una mujer sincera, fuerte y de profunda fe, que enfrentó las dificultades de la vida con valentía y gracia. Amaba profundamente a su familia y siempre se aseguraba de que nadie se fuera de su casa sin comer. También fue una hija dedicada, cuidando con amor a su madre en los últimos años de su vida.
En su último año de vida, luchó con gran fortaleza contra el cáncer, siempre con la compañía y el cuidado amoroso de su hija Marisol. Su mente permaneció fuerte, aunque su corazón se fue debilitando con el tiempo y finalmente encontró la paz en los brazos del Señor.
Aunque de carácter fuerte, poseía un corazón sensible. Su vida estuvo siempre guiada por su fe en Dios y su devoción a la Iglesia Católica. Fue fiel a la oración del rosario y no faltaba a misa los domingos. El mayor regalo que dejó a sus hijos y nietos fue su ejemplo de fe inquebrantable y su enseñanza sobre la importancia de la oración.
Leonides “Keri” Santiago será recordada por su fortaleza, su bondad, su risa y el amor inmenso que entregó a su familia. Su memoria vivirá por siempre en los corazones de todos los que la conocieron y la amaron.
“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?” — Salmo 27:1
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